Cuando las tradiciones se anteponen a los valores de la Vida el ego queda dominado para un exclusivo momento, donde el sentimentalismo con sus emociones queda sometido a la acción que necesitan ver, sin poder analizar más allá del perjuicio de sus limitaciones…
Cuando las tradiciones se anteponen a los valores de la Vida no hay atención ni escucha fundamental que puedan aparecer para que se puedan encauzar la comunicación y el sentido común con la Vida… porque la Vida no es de unos con sus ideas particularistas, es de todos, formando parte de un Todo, sólo que las prisiones psicológicas son tan peligrosas y severas que no permiten fomentar la armonía y la paz en la convivencia, siendo un obstáculo destructivo para el bien común…