Con actitud altiva y orgullo delirante, con buena fachada y rodeado de los suyos, así los presuntuosos con su hipocresía se dan golpes de pecho para ponerse una coraza que se ciña a su creencia. El sensacionalismo se apodera de las emociones transmitiendo a las personas una gran virtud empañada, y así son valorados y vistos con muy buenos ojos.
La hipocresía de los presuntuosos se puede volver, en la sociedad, como una droga que requiere y precisa de su propio teatro… y en distintas épocas del año se puede volver como una epidemia, pudiendo contagiar…
La hipocresía de los presuntuosos ya tiene su razón así como también su esquema, por ello… no pueden dar con lo nuevo ni reconocer lo más Vivo…