Quien pretende atrapar una verdad para si, con respecto a una particularidad o creencia, ha perdido las alas para volar en el inmenso océano de la Vida y ha dejado de escuchar la sintonía de la enorme belleza del espacio abierto,
donde la amplitud del horizonte con su pureza y claridad sólo puede verse sin el cristal empañado el cual impide que entre la luz de la autenticidad.
