Los amantes de su verdad se creen muy justos para hablar y defender su criterio, sin poder ver lo más importante que está por encima de todo sentido de autoencierro… que es la Verdad.
En la sociedad y en todo aquello que se propaga con estímulos y convencimientos la influencia se vuelve muy participativa, y cuando hay multitud y grandes masas de personas en torno a esa verdad, se sienten especiales y orgullosos de lo que defienden, es el caso de los negacionistas o cualquier otra ideología que defienden su credo.
Ajustarse a un criterio o tan solo a una parte es apartarse del cuerpo en el que estamos todos… El bien, como también el sentido común, es imposible que se dé desde una exclusividad, desde tan solo una parte, esto es hacer sangrar ese conjunto en el que todos estamos… solo se le pone palabras a algo inexistente que se vuelve contra ti mismo perjudicando a todo tu entorno…
Los amantes de su verdad en este sentido se vuelven tremendamente corrosivos porque impiden toda clarificación mental, actuando como muertos vivientes sin ver que ya están encarcelados en su propia prisión psicológica…