Quien trata de influir en los demás para obtener ciertos objetivos ya tiene la respuesta en su interior de que desea ser admirado, valorado, escuchado…
Quien trata de influir en los demás esconde un ego ensombrecido y nocivo no disponiendo de la capacidad para ser diligente y auténtico en su proceder, sólo cuando hay autenticidad en uno mismo no se trata de convencer a nadie sino más bien de que puedan ver por ellos mismos con esclarecimiento interior.
